sábado, 28 de diciembre de 2013

Abro los ojos...


Abro los ojos y saco la cara de entre las sábanas. Estiro los brazos y siento calor de nido y cuna. El frío se quedó en la otra habitación, en un apósito de la rutina.
Me siento en la cama y recuerdo que he soñado con un vestido blanco, un zapato que pisaba un charco y un teatro. A lo largo de la mañana el sueño se pierde en la oficina de datos olvidados de la memoria ante el barullo de la realidad, o eso creo, porque en el fondo, me siento refugiada en un vapor de fantasía, en un tiempo tan sutil como lánguido y siento que mis movimientos son el espejo de este vapor inasible.
En la tarde recibo una visita con una bolsa de plástico " ya no me está bien y he pensado que te podría servir....".
Es el vestido blanco.
A veces los sueños surgen en la noche, nos acompañan en silencio durante el día  y se dejan ver con la puesta de sol para formar la realidad.


(Cristina Carrasco)
Imagen: Isabel Muñoz